septiembre 30, 2020

La bailarina funambulista

Me gusta mi trabajo. Me apasiona mi trabajo. Pero estoy temblando. Sé que esto es lo peor que me puede ocurrir. Un pie, otro pie… la cuerda parece que se bambolea, tengo que seguir adelante y no sucumbir a esta sensación que tanto se parece al miedo.

Tengo que recordar únicamente que no solo soy una bailarina de ballet, también soy funambulista y ahora mismo estoy sobre una cuerda, a seis metros del suelo, intentando hacer los ejercicios propios de mi arte. Un pie, otro pie… avanzo. No debo recordar aquel momento, ¡fue tan doloroso!, no, no, un pie, otro pie…

El redoble de los tambores anuncia que llega el momento cumbre. Un pie, otro pie.

Veo al público, ojos y bocas abiertas, temiendo que sufra un accidente. Siento la tensión, estoy acostumbrada a verlo tanto desde la pista como desde esta  altura, pero nunca me había afectado ni he sido consciente del estado de ánimo de los espectadores. Mis padres son los propietarios de este circo desde antes de que yo naciera y me han enseñado a aislarme del resto del mundo mientras actúo, y a tener confianza en mí misma, principalmente porque estoy muy bien preparada, además, lo he demostrado a lo largo de mi corta vida en todas mis actuaciones: como amateur primero, como profesional después. Pero desde ese día…

Un pie, otro pie…, los tambores aumentan la fuerza de su sonido. Ya estoy llegando al centro, ahora solo tengo que realizar mi actuación como bailarina y permanecer impasible como mi tutú, siempre inconmovible aunque dance y salte. Un pie, otro pie…  y ¡ya!

En este momento fue cuando pasó… debo olvidarlo, desterrarlo de mi memoria, sobre todo en este momento tan crucial, plie, demi plie. Elevo con calma la pierna derecha flexionándola para apoyarla en la rodilla de la otra pierna en la que me apoyo con total confianza. Ahora, con cuidado de no desnivelar mis caderas, voy estirando la pierna y la dejo suspendida en el aire durante unos segundos. Debo ser elegante, mientras mantengo mi pierna en horizontal y en el aire…, eso es…, bien. Ahora la apoyo en la cuerda y realizo el siguiente movimiento. ¡Ahora!, ¡ahora!, ¡la red!, ¿Dónde habéis puesto la red?…

!!Uf!! Otra vez el mismo sueño. ¡Ya ha pasado todo! !Otra vez he revivido mi accidente!

Sé que mis piernas están bien, pero no puedo evitar comprobarlo cada vez que despierto de este sueño recurrente. Ahora olvidaré todo y saldré a la pista totalmente segura, y volveré a recibir los aplausos del público. Como siempre.

Pero… ¿Qué ocurre? !No puedo! ¡!No puedo mover mis piernas!!

 

Leave A Comment

  • La despedida

  • De nuevo Teresa

  • Recuerdos